Martes, 18 de octubre de 2005


Por los doctores Vincent J. Collins y Steven R.Zielinski y el abogado Thomas J. Marzen, Esq.

Introducci?n
Este art?culo es la traducci?n de una parte del informe titulado "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence", publicado por AUL Studies in Law & Medicine, No.18, Copyright 1984, Americans United for Life, 343 S. Dearborn Street, Suite 1804, Chicago, IL 60604. Se reproduce con la autorizaci?n de los autores.

El 30 de enero de 1984, el Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en un discurso ante los participantes de la convenci?n de medios de comunicaci?n religiosos en Washington, DC, habl? de muchas cosas; pero, un comentario suyo llam? la atenci?n de la prensa inmediatamente: "Cuando las vidas de los ni?os no nacidos son destruidas, a menudo ellos sienten dolor; un dolor que es prolongado y desesperado".

Las afirmaciones del se?or Reagan no eran casuales ni improvisadas. Seis semanas despu?s, el 6 de marzo de 1984, usando un lenguaje levemente distinto; pero igualmente fuerte, volvi? a abordar la misma idea terrible en los siguientes t?rminos: "Cuando se producen los abortos, los ni?os no nacidos que est?n siendo destruidos frecuentemente sienten un dolor intolerable".

Como era de esperar los pro-abortistas no pod?an dejar sin respuesta dichas afirmaciones. No pod?an darse el lujo de que la cuesti?n del dolor del feto entrara al acalorado debate entre la postura provida y la postura anti-natalista; pues, si se le permitiera al p?blico conocer lo que realmente sucede, este tema de por s? cambiar?a totalmente la situaci?n. Por lo menos dejar?a al descubierto a los anti-natalistas, quit?ndoles el manto de "compasi?n" con que se visten. Se necesitaba una acci?n r?pida.

Al d?a siguiente de los primeros comentarios del presidente, se le dio a la prensa una respuesta "oficial". Su autor fue el Dr. Ervin Nichols, portavoz del American College of Obstetricians and Gynecology (Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecol?gos). La respuesta dec?a: "Nosotros no tenemos conocimiento de ningun tipo de evidencia que pueda sustentar la afirmaci?n de que el feto siente dolor" (The New York Times, 31 de enero de 1985). Sin embargo; m?s tarde, el Dr. Nichols sinti? la necesidad de retractarse parcialmente, calificando su propia afirmaci?n original y afirmando, seg?n el Washington Times, en su edici?n del 10 de febrero de 1984, que "la forma en que se inform? sobre sus opiniones era ?parcialmente correcta'". Y agreg? que ?l emiti? su opini?n en el contexto del desarrollo de un ni?o no nacido durante el primer trimestre del embarazo y probablemente el mes y medio siguientes. El Dr. Nichols tambi?n procedi? a aclarar que ?l no era cirujano fetal y que por lo tanto carec?a de experiencia y de conocimiento directo en ese campo.

Mientras tanto, 26 especialistas en el campo de la fetolog?a, incluyendo dos ex-presidentes del mismo colegio profesional, enviaron una carta a Washington, DC, diciendo: "Se?or Presidente, al llamar la atenci?n sobre la capacidad del feto humano para sentir dolor, usted est? respaldado por bases firmemente establecidas". La carta continu? con una denuncia vigorosa de la respuesta original del Dr. Nichols, que despu?s de todo, llevaba impl?cita la pregunta: ?Est? consciente el ni?o no nacido --no el investigador-- del dolor?)

Otro m?dico, el Dr. William Hogan, miembro del Colegio, expres? su consternaci?n ante la afirmaci?n del Dr. Nichols y cit? numerosas obras reconocidas de fetolog?a, algunas de m?s de veinte a?os de publicadas, que apoyan las afirmaciones acerca de la existencia del dolor del feto (The New York Times, 26 de febrero de 1984).

Lo que todo esto podr?a significar para el debate sobre el aborto se subraya en el art?culo "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence" ("dolor del fetol y del aborto: La evidencia m?dica"), de Vincent J. Collins, Steven R. Zielinski y Thomas J. Marzen; quienes afirman que "la existencia del dolor en el feto, como resultado del aborto, trasciende las abstracciones filos?ficas y las nomenclaturas cient?ficas, para llegar directamente al coraz?n". Y luego contin?an diciendo: "...La importancia de esto radica en que mucha gente hace juicios ?ticos y pol?ticos basados en impulsos de simpat?a, que tienen poco que ver con la raz?n o las nociones de justicia. El aborto es tolerado o aprobado debido, principalmente, a sentimientos de simpat?a para con la mujer embarazada; que parecieran entrar en conflicto y anular toda evaluaci?n del contenido moral de su conducta. Pero, al entender el dolor del feto y reconocer su realidad, este se contrapone al reclamo emocional de la mujer. Es cierto que la mujer podr?a resultar "herida" en alg?n sentido si no pudiera abortar; pero, su ni?o no nacido seguramente experimentar? un dolor mortal al ser abortado. Impl?cita en esta l?nea de pensamiento hay una identificaci?n con el feto, posici?n anteriormente reservada para la mujer".

?C?mo sabemos que el feto siente dolor?
Antes de estudiar la evidencia sobre la existencia o ausencia del dolor en el feto, podemos preguntarnos: ?c?mo sabemos que verdaderamente se siente dolor? En el contexto de la vida real, esta pregunta parece no tener impacto. Sabemos que el dolor existe porque lo hemos experimentado. Sin embargo, ?c?mo sabemos que alguien est? sintiendo dolor? Usualmente, la persona que sufre dolor lo expresa. Pero hay personas o seres que no pueden hacer esto; pues no poseen un lenguaje conceptual. Tal es el caso de los no nacidos, los infantes y los animales. Entonces, ?c?mo podemos saber lo que est?n sufriendo cuando experimentan dolor? Algo que podemos hacer es observar c?mo reaccionan y tratar de descubrir la causa por la cual act?an de esa manera. Muchas veces, esto es todo lo que necesitamos para descubrir lo que se nos quiere trasmitir de manera directa y clara.

Los ni?os emplean una t?ctica muy efectiva cuando les duele algo: el llanto. Todo aquel el que se encuentra cerca de un ni?o que se queja llorando puede escuchar su lamento. No todos los llantos tienen la misma vibraci?n o sonido, pero a?n los que han sido padres por primera vez aprenden muy pronto a diferenciar las distintas intencidades de los lamentos que provienen del reci?n nacido. ?Fue ese un llanto de dolor, de hambre o simplemente busca un poco de atenci?n? Puesto que los reci?n nacidos tienen tanta necesidad de protecci?n permanente, la naturaleza ha dotado a los padres de una percepci?n especial para detectar el peligro. Estos instintos paternales son tan sensibles a cualquier da?o que pueda sufrir el ni?o que, normalmente, pap? y mam? f?cilmente se identifican con sus hijos. Por eso es que los padres no tienen inconvenientes en interpretar el mensaje del llanto. En un sentido real, algo intr?nsico en ellos comunica su debida participi?n en la situaci?n perturbadora en la que se encuntran sus ni?os.

La situaci?n en los animales se presenta algo distinta. Es cierto que cuando los animales est?n alterados tambi?n gimen, tiemblan y algunas veces "lloran" de una forma casi humana. A pesar de estamos conscientes de que no son de nuestra carne y sangre, de hecho no son siquiera de nuestra misma especie, r?pidamente nos conmovemos con un animal que sufre e inmediatamente hacemos a un lado nuestras diferencias espec?ficas para hacer frente al dolor. En otras palabras, cuando aparece alguna indicaci?n de dolor, no tenemos problemas en reconocer que los animales merecen nuestra simpat?a. Vemos un caballo cojo lami?ndose su pata lesionada y entendemos por qu? lo hace. Observamos los brincos de un conejo, al liberar su pata quebrada de una trampa de hierro, y podemos asegurar que el tembloroso animal est? sufriendo dolor.

Nuestra simpat?a por los animales nos mueve m?s lejos. No es necesario contemplar al animal sufriendo para saber que si fu?ramos v?ctimas del mismo da?o, definitivamente estar?amos adoloridos. La pobre ballena arponeada que hala un barco de 300 toneladas, sus pobres ballenatos aterrorizados y abandonados a morir en el hielo son evidencia de la existencia del dolor. El hecho de que estos animales est?n atormentados es indudable.

?C?mo podemos darnos cuenta de que el feto siente dolor?
Ahora estamos listos para considerar nuestra pregunta original: ?C?mo podemos darnos cuenta de que el ni?o o la ni?a que est? dentro del vientre materno siente dolor?

Al igual que los reci?n nacidos y los animales, los no nacidos carecen de palabras para explicarnos lo que les ocurre. Sin embargo, tienen un lenguaje claro que es dif?cil de mal interpretar. Sus acciones son elocuentes para cualquiera dispuesto a verlas.

Pero, ?no es ese precisamente el problema? El vientre materno es opaco y no se puede ver al ni?o en su interior. Bueno, esa era la situaci?n antes; pues la tecnolog?a moderna ha enriquecido la ciencia de la fetolog?a con unos instrumentos de investigaci?n maravillosos como la fibra ?ptica, el ultrasonido, los EKG fetales (Electrocardiogramas), los EEG fetales (Electroencefalogramas) y otros sofisticados instrumentos de investigaci?n, que permiten obtener observaciones muy exactas y claras del medio y del comportamiento del feto. Como dijera un cient?fico: "Hoy tenemos una ventana al vientre materno".

?Cu?l es el resultado de esta observaci?n a trav?s de la ventana al vientre materno? S?lo se?alaremos algunos ejemplos para indicar las distintas observaciones realizadas. Cada d?a que pasa aprendemos algo nuevo.

1. Antes de finalizar el segundo mes del embarazo, hay una clara respuesta del feto a los est?mulos. Las ondas del EEG revelan que el cerebro del ni?o no nacido est? funcionando.

2. Entre la octava y la d?cima semana, ya se puede detectar la actividad del t?lamo, donde se encuentra el centro del dolor. Los receptores sensoriales nerviosos est?n en la piel antes de la novena semana de gestaci?n.

3. Hacia el d?a 77 de vida en el vientre materno, el ni?o ya puede tragar (a una velocidad que var?a seg?n el nivel de dulce de la sustancia que est? tragando).

El Dr. Thomas Verny, autor del libro The Secret Life of the Unborn Child ("La vida secreta del ni?o no nacido"), afirma que si a la mitad del per?odo del embarazo, (hacia la mitad del quinto mes) se coloca una luz muy luminosa sobre el abdomen de la madre, el resplandor inducir? al ni?o o la ni?a a mover sus manos para protegerse los ojos. La m?sica a alto volumen inducir? una respuesta similar de las manos hacia las orejas. A partir de las 19 semanas de gestaci?n, se ha registrado el movimiento r?pido de los ojos (REM por sus siglas en ingl?s) con el que los investigadores miden los estados de alerta, de dormir y los sue?os. (?De manera que los ni?os en el vientre materno sue?an?)

Todo esto nos indica que, mientras m?s aprenden los investigadorres sobre la vida prenatal, m?s se impresionan con las conductas de vida independiente y b?squeda de preservaci?n que se dan en el habitante del vientre materno. Inclusive las sensaciones desagradables leves no son bien toleradas. El valeroso peque?o responde con movimientos defensivos y correctores asombrosos.

Si este ser exquisitamente sensible es atacado por el aborto, ?c?mo podemos saber lo que le est? a punto de suceder?

Ya no tenemos que adivinar. En 1984 durante la Convenci?n del Comit? Nacional Pro-Vida en Kansas City, Estado de Missouri, Estados Unidos, el Dr. Bernard Nathanson, un ex-abortista que ahora dicta conferencias a favor del derecho a la vida, mostr? una pel?cula extraordinaria, un sonograma (pel?cula de ultrasonido) de un aborto por succi?n. Lo que sigue es el relato de una de las delegadas, la Sra. Sandy Ressel:

"El doctor dec?a: ?La peque?a ni?a tiene diez semanas de vida y es muy activa'. Pod?amos verla en sus juegos movi?ndose, volvi?ndose, y chup?ndose el dedo pulgar. Pod?amos ver su pulso normal de 120 pulsaciones por minuto. Cuando el primer instrumento toc? la pared uterina, la ni?a se repleg? inmediatamente y su pulso aument? considerablemente. El cuerpo de la ni?a no hab?a sido tocado por ning?n instrumento, pero ya ella sab?a que algo estaba tratando de invadir su santuario.

"Nosotros vimos con horror como, literalmente, maltrataban y descuartizaban a este peque?o ser humano inocente. Primero la espina dorsal, luego la pierna, pieza por pieza, mientras la ni?a ten?a violentas convulsiones. Vivi? casi todo este tr?gico proceso tratando de esquivar el intrumento cortante. Con mis propios ojos le vi echar su cabeza hacia atr?s y abrir su boca en lo que el Dr. Nathanson llam? ?un grito silencioso'. En una parte de estas escenas sus pulsaciones hab?an llegado a m?s de 200 por minuto, porque ten?a miedo. Por ?ltimo, fuimos testigos de la macabra silueta del forceps que buscaba la cabeza para destrozarla y retirarla, ya que era muy grande para pasar por el tubo de succi?n. Este proceso homicida tom? de unos 12 a 15 minutos. El abortista que practic? esto lo hab?a filmado por curiosidad. Cuando vi? la pel?cula dej? la cl?nica de abortos y nunca m?s volvi?."

El aborto por succi?n apenas descrito es uno de los m?todos explicados en los manuales del aborto. Otro m?todo es el del aborto por dilataci?n y evacuaci?n, que se practica en embarazos de m?s de 12 semanas. El procedimiento produce una innumerable cantidad de heridas de cuchilla, hasta que se produzce la muerte del bebito no nacido, y dura aproximadamente unos 10 minutos.

Para los abortos tard?os de bebitos no nacidos de m?s de 14 semanas de gestaci?n, existe un tercer m?todo que consiste en inyectar una soluci?n salina hipert?nica de alta concentraci?n dentro del saco amni?tico. Un manual de obstetricia lo describe as?: "Esta soluci?n altera la placenta, logrando la expulsi?n fetal 48 horas despu?s de la inyecci?n de la soluci?n".

Las siguientes declaraciones forenses explican con m?s detalle el m?todo de aborto por soluci?n salina: "La acci?n corrosiva de la soluci?n salina quema las capas superiores de la piel del feto. Cuando el feto es expulsado hay edema extensivo y degeneraci?n de las submembranas. Al da?ar de esta forma la superficie del feto, la salinidad excita los receptores del dolor y estimula los conductos neurales del sistema nervioso central en funcionamiento durante el curso del aborto y hasta el momento de la muerte del feto."

Finalmente, toda duda sobre la existencia de dolor intenso producido por el m?todo de aborto por soluci?n salina desaparece cuando vemos c?mo en los manuales sobre el aborto se advierte a los m?dicos no dejar que ni siquiera unas gotas de la soluci?n salina entren en contacto con los tejidos maternos, porque le producir?an un "intenso y severo dolor". Esta es la misma soluci?n en la cual el beb? nada y la cual traga durante dos horas hasta que se produce la muerte.

Otro procedimiento que se utiliza para practicar abortos tard?os es la inyecci?n de prostaglandinas. Estas son unas potentes sustancias qu?micas que comprimen los vasos sangu?neos e impiden el funcionamiento normal del coraz?n. ?Sentir? dolor el feto durante este procedimiento? No tenemos forma directa de saberlo. Sin embargo, podemos preguntarle a un paciente con angina de pecho. Este tipo de pacientes sufre espasmos agudos en el pecho porque algunos de sus vasos sangu?neos est?n comprimidos. Parece razonable suponer que igualmente doloroso es la contracci?n de los diminutos vasos sangu?neos del beb? no nacido. Tambi?n podr?amos hacer estas preguntas a alguien que haya sobrevivido a un ataque cardi?co: ?C?mo se siente? ?Duele? (Nota de Vida Humana Internacional: Los m?dicos pro-vida usan, sin intenciones abortivas, las prostaglandinas para la inducci?n de trabajo de parto en casos en los que hay necesidad de hacerlo, y no se reportan muertes fetales por esa causa, siendo considerado un m?todo adecuado para esos fines. Todo consiste en vigilar la actividad uterina y mantenerla en l?mites normales.)

Otro efecto intencional de este qu?mico es inducir el parto de un beb? que nace muerto. Con este m?todo, el infante muere muy lentamente, quiz?s al cabo de dos d?as, a causa de complicaciones cardiovasculares. Aunque se supone que la muerte debe ocurrir dentro del vientre materno y usualmente as? ocurre, algunas veces el ni?o nace con vida. Probablemente su vida ser? muy corta, porque lo que no pudo la violencia dentro del vientre materno, la no tan benevolente negligencia externa lo lograr?: el peque?o no contar? con la asistencia o ayuda del personal m?dico entrenado que est? presente en la sala.

Escuchando el "grito silencioso"
Este punto nos trae a nuestra consideraci?n final. No olvidemos las palabras del acad?mico John Noonan, en su libro New Perpectives on Human Abortion ("Nuevas perspectivas sobre el aborto en los seres humanos"), Aletheia Books, University Publications of America, Inc., donde se nos recuerda el trauma que ocurre en todos los abortos:

En esa obra, Noonan dice: "Independientemente del m?todo que se utilice, los ni?os est?n sufriendo el peor de los males corporales, el final de sus vidas. Est?n pasando por la agon?a mortal. A pesar de su precaria existencia, de sus limitadas capacidades cognitivas y de sus rudimentarias sensaciones, est?n experimentando la desintegraci?n de su ser y la terminaci?n de sus capacidades vitales. Esta experiencia en s? es dolorosa".

Y contin?a diciendo: "No hay leyes que regulen el sufrimiento de los abortados, aunque s? las hay para mitigar el dolor de los animales... Es un signo, no de error o debilidad, sino de compasi?n cristiana el amar a los animales. ?Podr?n aquellos que se sienten conmovidos por la ballena arponeada, sentir compasi?n por el ni?o impregnado de soluci?n salina...? Todo nuestro conocimiento del dolor ajeno es por simpat?a, pues no sentimos el dolor de otros. Es por eso que el dolor ajeno es tan tolerable para nosotros. Pero si nos identificamos con los que sufren, ?podremos sentir algo de lo intolerable".

El se?or Adrian Lee, columnista del diario Philadelphia Daily News, concuerda con el profesor Noonan: "El debate sobre el aborto ya no volver? a ser el mismo.... Las distinciones entre la vida y la vida potencial tienden a ser abstractas... pero, al hablar del dolor surge la imagen del ni?o indefenso, rodeado de cuchillas quir?rgicas tormentosas y soluciones (salinas) en el lugar donde se supone que est? m?s seguro: el vientre materno. Al abortista inyectar la soluci?n que quema la piel del ni?o, realmente despelleja al feto en vida, ?qui?n no reacciona?" (Philadelphia Daily News, 6 de marzo de 1984).

Existe la aterradora posibilidad de que el profesor Noonan y el se?or Lee sean muy optimistas. Con tristeza nos percatamos que podr?a haber gente que no reacciona a nada de esto. ?Por qu?? Porque ir?nicamente es demasiado "doloroso" para ellos pensar en estos asuntos. Por eso miran hacia otro lado, pretendiendo que estos horrores no est?n sucediendo en nuestro mundo.

Nos viene a la mente una comparaci?n. En 1966, el Dr. Fredric Wetham escribi? un libro titulado A Sign for Cain ("Una se?al para Ca?n"), que fue publicado originalmente en ingl?s por Ligouri Publications (Box 060, Ligouri, Missouri, 63057, USA), y que documenta el programa de eutanasia realizado por m?dicos alemanes desde 1939 hasta 1945. Aunque actualmente este libro est? agotado, algunas secciones de los cap?tulos 8 y 9 est?n disponibles en The German Euthanasia Program: Excerpts from A Sign for Cain ("El programa alem?n de eutanasia: Fragmentos de ?Una se?al para Ca?n'"), Cincinnati: Hayes Publishing Company, 1978. (Para obtener esta publicaci?n, dir?jase a Hayes Publishing Company, 6304 Hamilton Avenue, Cincinnati, OH45224.) En el cap?tulo 8 del libro original, que se encuentra parcialmente en esta publicaci?n apenas mencionada, se encuentra el siguiente p?rrafo:

"Tenemos una propensi?n a pensar en los campos de concentraci?n como sitios cerrados, con unos cuantos edificios rodeados por cercas de alambre de p?as y ubicados en sitios aislados. En realidad eran barracas, muchos edificios, grandes instalaciones industriales, f?bricas, estaciones ferroviarias....Todos estos agregados cubr?an extensos territorios e involucraban extensas redes de comunicaci?. Estas ramificaciones por s? solas demuestran lo absurdo que es afirmar y creer que la poblaci?n no sab?a nada sobre ellos. Estos campos eran centro del inter?s p?blico. Miles de personas en los campos y en la poblaci?n en general ten?an contactos laborales con ellos" (p?gina 10).

?Cu?ntos miles de personas est?n involucradas en el negocio multimillonario de la industria del aborto? ?Podemos pretender que no sabemos lo que sucede en nuestro pa?s? ?Qui?n no ha escuchado los debates en el Congreso, las cortes y las c?maras estatales? Cuando diariamente camino al trabajo, paso frente a lindos y aseados edificios que eufem?sticamente se llaman "Centro de Salud Femenina" o "Cl?nica de Reproducci?n Familiar", pero que en realidad son cl?nicas de abortos. ?Podemos fingir ignorar lo que realmente se est? haciendo en ellos?

Una cosa es cierta, el aborto es un ba?o de sangre acompa?ado de dolor, y continuar? mientras sigamos ignorando esta realidad. Si desviamos nuestra mirada a lo que ocurre en este oc?ano de sufrimiento, si rehusamos reconocer la atrocidad que se cometen con las 1,5 millones de peque?as v?ctimas del aborto quir?rgico cada a?o (un aborto cada 21 segundos en Estados Unidos), si tapamos nuestros o?dos a todos esos "gritos silenciosos"que emanan del vientre de la madre, ?ser?a entonces posible podremos afirmar que somos seres humanos con compasi?n por los dem?s? Si sabemos todo esto y no hacemos nada para evitarlo, ?c?mo podemos llamarnos civilizados? Pero, en el fondo, lo que digamos de nosotros mismos no tiene mucha importancia; m?s bien lo importante es: ?Qu? excusa daremos ante el Tribunal de Dios?


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Adopcion Espiritual

Publicado por Galsuinda @ 21:14  | Aborto
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