S?bado, 26 de noviembre de 2005


Un experto explica que el modelo maximalista de Estado benefactor ha sido abandonado hace rato

Los ciudadanos ya no est?n atados a una escuela o un hospital determinado.

Por Mauricio Rojas *

Suecia es internacionalmente conocida por su Estado benefactor, el m?s amplio y costoso que se haya conocido. Los niveles de gasto p?blico, carga tributaria, transferencias de ingresos y monopolio estatal sobre la seguridad social y las ?reas de servicios b?sicos (salud, educaci?n, asistencia social, cuidado de ni?os y ancianos) no han sido nunca alcanzados por otro pa?s democr?tico en tiempos de paz. Todo esto es conocido y representa para muchos un modelo de sociedad ejemplar que otros pa?ses deber?an adoptar. Lo que se ignora es que la misma Suecia ya ha abandonado este modelo maximalista del Estado benefactor. Hace ya m?s de una decena de a?os que Suecia est? abocada a una b?squeda profunda y prometedora de una alternativa a su viejo Estado benefactor, en la cual el Estado todav?a cumple un rol importante pero sin excluir a una diversidad de actores sociales y econ?micos que, en su conjunto, puedan crear una sociedad del bienestar que le otorgue a los ciudadanos una s?lida base de igualdad y seguridad social combinada con una real libertad de elecci?n.
Para dar una idea concreta de la profundidad de los cambios puedo citar algunas experiencias personales. Cuando llegu? a Suecia en 1974 era impensable que los ciudadanos pudiesen elegir la escuela para sus hijos o el centro m?dico en el cual ser atendidos en caso de enfermedad. S?lo una proporci?n muy peque?a y extremadamente rica de la poblaci?n ten?a ingresos netos -es decir, despu?s de pagar una pesada carga tributaria- suficientes como para poder pagar privadamente por ese tipo de servicios. Como se dec?a en ese tiempo, uno pertenec?a a un hospital p?blico y los hijos de uno tambi?n pertenec?an a una escuela p?blica determinada, aquella que se les hab?a asignado de acuerdo al ?rea donde resid?an. El Estado benefactor le aseguraba a todos los ciudadanos un nivel comparativamente alto de bienestar pero al precio de una casi total falta de libertad de elecci?n. Esta situaci?n permaneci? inalterada -agravada en realidad ya que la carga tributaria se hab?a hecho cada vez m?s pesada- hasta comienzos de la d?cada de 1990.

REVOLUCION
Hoy en d?a las cosas son muy diferentes. Mi hijo va a una escuela independiente -propiedad de una sociedad an?nima, Kunskapsskolan AB, que gestiona una veintena de escuelas- que yo he elegido con plena libertad y por la cual no debo pagar ni un centavo extra m?s all? del cheque escolar con que el Estado hace posible una libertad de elecci?n real e igualitaria (la misma libertad de elecci?n existe entre las escuelas directamente gestionadas por el sector p?blico). Lo interesante es que mi hijo no es una excepci?n. En este pa?s donde en 1990 las escuelas que no eran parte del monopolio estatal eran muy escasas existen hoy m?s de 700 escuelas b?sicas y secundarias independientes, que le dan educaci?n a unos 80.000 ni?os y j?venes dentro de un sistema pluralista de colaboraci?n p?blico-privada que crece a?o tras a?o.

No s?lo la situaci?n de las escuelas ha cambiado radicalmente. Si yo me enfermase hoy recurrir?a con toda seguridad a la cl?nica m?s cercana, Nacka NŠrsjukhus, que es gestionada como tantas otras en la provincia de Estocolmo por una sociedad comercial por acciones. Mi elecci?n ser?a adem?s completamente libre y sin que mi decisi?n me costase ni un peso m?s que si eligiese una cl?nica p?blica. M?s a?n, si mi dolencia fuese un poco m?s seria seguramente me dirigir?a al hospital S:t G?ran, que es el hospital privado m?s grande que existe en Europa Occidental y que tambi?n forma parte de la red de colaboraci?n p?blico-privada que abarca hoy cerca de tres mil productores privados de servicios de salud.

Y as? podr?amos continuar con los ejemplos. Los ciudadanos de Suecia pueden hoy, con creciente libertad, elegir a quien entregar el cuidado de sus ni?os o de sus ancianos, a quien comprar electricidad o servicios de telecomunicaci?n, en que fondos depositar una parte de sus ahorros para la jubilaci?n, que canal de televisi?n mirar o que radioemisora escuchar. Incluso monopolios tan tradicionales como los de la provisi?n de empleos o de viviendas de alquiler o de los ferrocarriles o del correo han sido abolidos. Todo esto era impensable en la Suecia de 1990 y solamente los lun?ticos o los so?adores de entonces se hubiesen podido imaginar semejantes cambios.

Esto es muy importante en un contexto internacional, donde muchos siguen todav?a proponiendo un modelo de Estado benefactor que su propio creador, el pueblo de Suecia, ya ha abandonado.

SOCIEDAD DEL BIENESTAR
El proceso de desmantelamiento del Estado benefactor maximalista y la transformaci?n de Suecia en una sociedad del bienestar fue iniciada por el gobierno Carl Bildt (1991-94) en medio de un desplome econ?mico casi sin precedentes. Su corto gobierno fue se?ero en muchos aspectos, pero los cambios as? iniciados no hubiesen sido sino un peque?o par?ntesis hist?rico de no responder a problemas profundos de la sociedad sueca. Esto fue lo que claramente se pudo constatar cuando la socialdemocracia volvi? al poder en septiembre de 1994. Pr?cticamente ninguna de las reformas importantes introducidas durante los a?os anteriores fue revertida, y algunas de ellas fueron incluso profundizadas por una socialdemocracia que hab?a madurado durante los a?os en la oposici?n dejando tras de s? el dogmatismo socializante de la ?poca de Olof Palme.

Los cambios m?s importantes han ido convirtiendo a Suecia en una sociedad del bienestar mucho m?s humana y libre, donde una multiplicidad de actores tanto p?blicos como privados participan como productores y el consumidor ha logrado una libertad de elecci?n cada vez m?s amplia. En esta sociedad del bienestar el Estado sigue cumpliendo funciones muy importantes, pero no ya de aquella manera excluyente y paternalista propia del Estado benefactor de anta?o. Ahora bien, mucho queda por hacer en todo esto y a?n existen una serie de problemas importantes por resolver en esta transici?n del Estado benefactor a la sociedad del bienestar.

LOS GRANDES DILEMAS
M?s all? de lo econ?mico, el paso a una sociedad del bienestar caracterizada por una gran diversidad de estilos de vida y una amplia libertad ciudadana plantea una serie de dilemas que no son f?ciles de resolver. Se trata en realidad del delicado balance entre diversas libertades, opciones y valores que pueden ser positivos y complementarse mutuamente pero que tambi?n pueden volverse antit?ticos y destructivos de ser afirmados de manera unilateral. Este es un tema de largo aliento que en su esencia trata de las encrucijadas entre libertad e igualdad, diversidad y cohesi?n social e individualismo y comunidad que son fundamentales en toda sociedad abierta. La manifestaci?n concreta de estas encrucijadas se presentan en tres debates hoy en curso en Suecia acerca del futuro de la sociedad del bienestar. El primero trata de los l?mites de la privatizaci?n y el fin de lucro, el segundo de los l?mites de la desigualdad socioecon?mica y el tercero de los l?mites de la diversidad cultural.

Este tipo de dilemas ocupar? de manera creciente a la Suecia del ma?ana. La organizaci?n futura de la sociedad del bienestar tendr? mucho que ver con la forma que se encuentre para resolver estos desaf?os en un mundo cada vez m?s libre y globalizado. Lo que s? es seguro es que ya no hay vuelta atr?s al Estado benefactor del pasado, aquel Estado paternalista que daba imponiendo e impon?a dando. No era, como algunos quisieron creer, ni el fin de la historia ni la culminaci?n del desarrollo humano. Como todo producto hist?rico termin? por hacerse incompatible con el desarrollo mismo de la sociedad que un d?a lo vio nacer y es por ello que ya hoy pertenece al mundo de los recuerdos y de los mitos.

* Miembro del parlamento de Suecia y Profesor Adjunto de historia econ?mica de la Universidad de Lund. Este art?culo es una s?ntesis de la presentaci?n realizada por el autor en la sede del Centro para la Apertura y el Desarrollo de Am?rica Latina el pasado mi?rcoles 7 de enero.

Fuente: Diario La Prensa (Buenos Aires)
14/1/2004 | Argentina
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Publicado por Galsuinda @ 21:06  | Derecho a educaci?n
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