Lunes, 19 de junio de 2006


Un fragmento de La esfera y la cruz , I
de G. K. Chesterton

-Una vez conoc? a un hombre como usted. Lucifer-dijo articulando con lentitud y monoton?a desesperantes-. Opinaba tambi?n...

-??No existe otro hombre como yo!!- grit? Lucifer con tal violencia que estremeci? la nave.

-Como iba diciendo -continu? Miguel-, ese hombre opinaba tambi?n que el s?mbolo del cristianismo era un s?mbolo de barbarie y de sinraz?n. Su historia es un tanto divertida. Viene a ser tambi?n una alegor?a perfecta de lo qu? les ocurre a los racionalistas como usted.
Comenz?, por supuesto, neg?ndose a tolerar un crucifijo en su casa, ni siquiera pintado, ni pendiente del cuello de su mujer. Dec?a, igual que usted, que era una forma arbitraria y fant?stica, una monstruosidad, amada por ser parad?jica. Despu?s fue haci?ndose cada vez m?s violento y exc?ntrico; quer?a derribar las cruces de los caminos, porque viv?a en un pa?s cat?lico romano. Finalmente, en un acceso de furor trep? al campanario de la iglesia parroquial y arranc? la cruz, blandi?ndola en el aire, y profiriendo atroces soliloquios, all? en lo alto, bajo las estrellas.

Una tarde, todav?a en verano, cuando se encaminaba a su casa por un caminito vallado, el demonio de su locura vino sobre ?l con esa violencia y demudaci?n tan fuertes que trastrocan el mundo. Se hab?a detenido un momento, fumando, delante de una empalizada interminable, cuando sus ojos se abrieron. Ninguna luz brillaba, no se mov?a una hoja, pero ?l vio, como en una mutaci?n s?bita del contorno, que la empalizada era un ej?rcito innumerable de cruces ligadas unas a otras, de la colina al valle. Enarbol? el garrote y se fue contra ellas, como contra un ej?rcito. Y milla tras milla, en todo el camino hasta su casa, fue rompi?ndolas y derrib?ndolas. Porque aborrec?a la cruz y cada empalizada era una pared de cruces.

Cuando lleg? a su casa estaba completamente loco. Se dej? caer en una silla, y luego se alz? de ella porque los travesa?os del maderamen repet?an la imagen, insufrible. Se arroj? en una cama, lo que sirvi? para recordarle que la cama, igual que todas las cosas labradas por el hombre, correspond?a al dise?o maldito. Rompi? los muebles, porque estaban hechos de cruces. Peg? fuego a la casa, porque estaba hecha de cruces. En el r?o lo encontraron.

Lucifer le miraba mordi?ndose un labio.

-?Es verdad esa historia? -pregunt?.

-?Oh, no! -dijo Miguel vivamente-. Es una par?bola. Es la par?bola de todos los racionalistas como usted. Empiezan ustedes rompiendo la cruz, y concluyen destrozando el mundo habitable. Les dejamos a ustedes diciendo que nadie debe ir a la iglesia contra su voluntad: Cuando les encontremos de nuevo estar?n ustedes diciendo que nadie tiene la menor voluntad de ir a ella. Les dejamos a ustedes diciendo que no existe el lugar llamado Ed?n. Les encontramos diciendo que no existe el lugar llamado Irlanda. Parten ustedes odiando lo racional y llegan a odiarlo todo, porque todo es irracional, y...



ImagenAdopci?n espiritual

Publicado por Galsuinda @ 17:53  | Para pensar
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