La muerte del niño avilesino en diciembre enero de 2005 con aprobación judicial cuyo único delito fue ser hijo de una deficiente, nos pone en marcha para que no haya más asesinatos.
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En los ?ltimos a?os est? presente en la sociedad civil norteamericana un fuerte movimiento a favor de revitalizar el matrimonio. Un debate que vaya m?s all? de los adjetivos t?picos de conservador o progresista, exige tener en cuenta lo que las ciencias sociales han revelado sobre los efectos y costes sociales de distintas formas familiares. Esto es lo que se han propuesto un nutrido grupo de profesores universitarios norteamericanos de primera fila, en un documento (1) que destaca por su an?lisis y sus propuestas.
No es nada f?cil sintetizar en poco m?s de cuarenta p?ginas las ventajas que supone el matrimonio para la pareja y para la sociedad, as? como identificar las tendencias que hoy lo amenazan y formular unas propuestas de reforma asequibles. Y citando en cada caso las investigaciones que avalan lo que se afirma. Los m?s de 70 profesores universitarios firmantes del documento "Marriage and the Public Good: Ten Principles" lo consiguen de modo brillante y sereno.
Se nota que entre los autores hay intelectuales relevantes, de universidades prestigiosas. Juristas como Mary Ann Glendon, de Harvard, o Roger P. George, de Princeton; fil?sofos como Ralph McInerny, de la Universidad de Notre Dame, o Daniel N. Robinson, de Georgetown; psic?logos como Paul C. Vitz o Roger Scruton; bio?ticos como Leon R. Kass, de la Universidad de Chicago; expertos en pol?tica p?blica como James Q. Wilson o Jean Bethke Elshtain... Historiadores, economistas, bi?logos, expertos familiares... Cat?licos, jud?os, protestantes o no creyentes. Lo que les une es que tienen a sus espaldas a?os de docencia y abundantes publicaciones. Y su determinaci?n de defender el matrimonio. Argumentos racionales
No lo hacen por su apego a una tradici?n o por motivos estrictamente religiosos. Defienden una comprensi?n del matrimonio que "es el fruto trascultural de una amplia reflexi?n y experiencia humanas, y est? apoyada en un considerable n?mero de pruebas proporcionadas por las ciencias sociales". Pero tambi?n advierten que "una cultura matrimonial no puede florecer en una sociedad cuyas instituciones b?sicas ?universidades, tribunales, legislaturas, religiones? no solo no defienden el matrimonio, sino que lo debilitan tanto conceptualmente como en la pr?tica".
Su contribuci?n sigue varios pasos. Primero, establecen "Diez principios" que sintetizan su modo de entender el papel del matrimonio y la familia en la sociedad. En segundo lugar, aportan los resultados de investigaciones en ciencias sociales y biol?gicas que avalan su an?lisis, citando siempre la bibliograf?a para quien quiera comprobarla; ah? predominan los datos emp?ricos, referidos sobre todo a EE.UU. Pero la defensa racional del matrimonio no puede basarse solo en la utilidad; por eso sigue el an?lisis desde el punto de vista de la filosof?a pol?tica y moral. Finalmente, hacen sus propuestas sobre pol?ticas que fortalezcan el matrimonio como instituci?n social. Cuatro amenazas
Estos expertos se?alan cuatro tendencias que est?n minando los beneficiosos efectos sociales que tiene el matrimonio. El primero es el aumento de las rupturas matrimoniales:
"Desde 1960 a 2000, la tasa de divorcio en los Estados Unidos creci? m?s del doble, pasando del 20% al 45% de todos los primeros matrimonios, aunque se aprecia un ligero descenso desde 1980. Los datos muestran que aproximadamente dos tercios de los divorcios de matrimonios con hijos tuvieron lugar en parejas con bajo nivel de conflicto, en las que la causa del divorcio no fue la violencia dom?stica o el maltrato psicol?gico. Por desgracia, la mayor carga del divorcio de los padres recaer? sobre esos ni?os".
Y aqu? los autores citan los abundantes estudios que han comprobado la mayor probabilidad de repercusiones sociales negativas en los hijos de divorciados (fracaso escolar, escasa relaci?n con uno de los padres, problemas mentales, consumo de drogas, m?s riesgo de divorcio al llegar a adultos...). Hijos nacidos fuera del matrimonio
"Desde 1960 a 2003, el porcentaje de hijos nacidos fuera del matrimonio creci? del 5% al 35%. Aunque un creciente n?mero de estos ni?os naci? en parejas que cohabitaban ?el 42% seg?n una reciente estimaci?n? la mayor?a pasar?n gran parte de su infancia en un hogar monoparental, entre otras cosas porque la gran mayor?a de las parejas no casadas acaban separ?ndose, tambi?n las que tienen hijos".
El mayor problema de esta situaci?n es que niega a los hijos la oportunidad de tener dos padres comprometidos diariamente con su bienestar material y psicol?gico. Y los ni?os de familias monoparentales sufren tambi?n las desventajas asociadas con los hijos del divorcio. Cohabitaci?n, relaci?n d?bil
Los autores consideran que el crecimiento de la cohabitaci?n es una tendencia negativa, pues las parejas que cohabitan son por regla general m?s d?biles que los matrimonios y dan lugar a un tipo de relaci?n m?s pobre. "La cohabitaci?n no implica el mismo nivel de compromiso moral y legal que el matrimonio; estas parejas a menudo no est?n de acuerdo sobre el estatus de su relaci?n; y no reciben de sus amigos y familiares el apoyo social que reciben las parejas casadas".
Citan estudios seg?n los cuales las parejas que cohabitan presentan mayores tasas de violencia dom?stica, infidelidad sexual e inestabilidad, en comparaci?n con las parejas casadas. La mayor?a de los estudios muestran que las parejas que cohabitan antes de casarse tienen mayor riesgo de divorcio, en comparaci?n con las parejas que se casan directamente sin cohabitaci?n previa (aunque el riesgo de divorcio no parece ser superior en las parejas que solo cohabitan despu?s de comprometerse).
La cohabitaci?n no es el mejor ambiente tampoco para la crianza de los hijos. Seg?n un reciente estudio, el 50% de los hijos nacidos en parejas de hecho ver?n que sus padres se han separado antes de cumplir los cinco a?os, mientras que en las parejas casadas eso lo experimentar?n el 15% de los hijos". Hijos en parejas homosexuales
Los acad?micos advierten que "la actual investigaci?n sobre los ni?os criados en parejas del mismo sexo es todav?a inconcluyente y poco desarrollada: no tenemos estudios longitudinales, de amplia base y a largo plazo". "Sin embargo, amplia literatura cient?fica sobre la crianza de los hijos indica que los dos sexos aportan diferentes talentos a la educaci?n de los hijos, y que es beneficioso para los ni?os crecer estando a cargo de sus dos padres biol?gicos".
M?s claro les parece que el matrimonio entre personas del mismo sexo solo puede perjudicar al concepto de matrimonio. "El matrimonio homosexual debilita m?s la idea de que procreaci?n y matrimonio est?n conectados. Socava la idea de que los hijos necesitan un padre y una madre, debilitando a?n m?s la norma social de que los hombres deben responsabilizarse de los hijos que engendran. Finalmente, el matrimonio homosexual corroer? probablemente las normas de la fidelidad sexual, desde el momento que los partidarios del matrimonio gay y las parejas de este tipo tienden a minusvalorar la importancia de la fidelidad sexual en su definici?n de matrimonio. Estudios sobre hombres que se han unido civilmente en Vermont indican que el 50% de ellos no valoran la fidelidad sexual, y que los ?ndices de promiscuidad sexual son altos entre los varones gays". Cambiar es posible
Los autores proponen prestar especial atenci?n a cinco ?reas.
1. Proteger la concepci?n p?blica del matrimonio como la uni?n de un hombre con una mujer como esposo y esposa.
"La definici?n legal del matrimonio es influyente. Los jueces no deber?an tratar de redefinir el matrimonio imponiendo una concepci?n jur?dica del matrimonio, o declarando falsamente que nuestra idea hist?rica del matrimonio como la uni?n de un hombre y una mujer se deriva del prejuicio o la sinraz?n. La ley no deber?a trasladar a la pr?xima generaci?n el falso mensaje de que el matrimonio es irrelevante o secundario, extendiendo los beneficios del matrimonio a las parejas o individuos no casados".
Para proteger la instituci?n del matrimonio los firmantes proponen dirigirse a los representantes electos para pedirles que voten contra cualquier ley que altere el significado del matrimonio.
Sin embargo, precisan, "no nos oponemos a que dos o m?s personas, tanto si son parientes como si no, lleguen a acuerdos legales para compartir la propiedad, los seguros, tomar decisiones m?dicas por el otro, etc.".
S? se oponen a que se d? a las parejas de hecho el mismo estatus que a las casadas. "Ser?a injusto e imprudente tanto imponer obligaciones maritales a gente que no quiere asumirlas como extender los beneficios del matrimonio a parejas que no est?n casadas". 2. Ensayar reformas en las leyes de divorcio.
"Bajo la actual legislaci?n americana de divorcio, los tribunales ofrecen menos protecci?n al contrato matrimonial que a un contrato mercantil ordinario. Algunos de nosotros apoyamos volver a un sistema de divorcio basado en la culpa, otros no. Pero todos reconocemos que el sistema actual ha fracasado, tanto en t?rminos ?ticos como pr?cticos, y necesita una reforma profunda".
Frente a los que propugnan un divorcio f?cil como medio para defender a la mujer y a los ni?os en caso de violencia dom?stica, los autores responden que este es un falso remedio para un asunto importante: "Ya que tanto los ni?os como los adultos sufren un riesgo mucho mayor de violencia dom?stica y malos tratos en las uniones de hecho, fomentar altas tasas de fragmentaci?n familiar no es una buena estrategia" para protegerlos.
Como propuestas concretas para frenar las rupturas matrimoniales, sugieren:
a) Ampliar los periodos de espera para el divorcio unilateral sin culpa. Requerir a las parejas de matrimonios que no sufren violencia que reciban un asesoramiento (religioso, secular o p?blico) que les ayude a resolver sus diferencias y a renovar su compromiso matrimonial.
b) Permitir los pactos prematrimoniales restrictivos del divorcio para aquellas parejas que prefieran un compromiso matrimonial m?s fuerte que el que la ley prev? ahora.
c) Desarrollar en los tribunales los programas que incluyen intervenciones para casos de divorcio, para facilitar la reconciliaci?n y mitigar la acritud y la litigiosidad.
d) Tener en cuenta los criterios de culpa de los c?nyuges a la hora de distribuir sus propiedades, cuando son compatibles con el inter?s de los hijos. Las propiedades no deber?an distribuirse del mismo modo entre el c?nyuge que ha sido infiel o abusivo y el c?nyuge inocente.
e) Crear programas pilotos de educaci?n para el matrimonio e intervenciones en casos de divorcio en comunidades de alto riesgo, con programas tanto religiosos como civiles. 3. No penalizar a los matrimonios de baja renta.
Los autores mantienen que el sistema fiscal y de asistencia social de EE.UU. trata sustancialmente mejor desde el punto de vista econ?mico a las parejas de hecho que a las casadas. Citan los casos de las deducciones del impuesto sobre los rendimientos del trabajo y Medicaid.
4. Mejorar en el sistema fiscal las disposiciones a favor de la familia y de los hijos.
5. Proteger los intereses de los ni?os frente a la industria de la procreaci?n artificial.
"Los padres que buscan descendencia merecen nuestra comprensi?n y apoyo. Pero no hasta el punto de crear deliberadamente toda una clase de ni?os privados de su derecho natural a saber sus or?genes y su profunda necesidad de un padre y una madre unidos".
Para proteger a los ni?os frente a los intereses de esta industria proponen:
a) Prohibir el anonimato en la donaci?n de semen o de ?vulos. "Los ni?os tienen derecho a conocer sus or?genes biol?gicos. Los adultos no deben privar a los ni?os de este derecho para satisfacer sus propios deseos de tener descendencia".
b) Considerar la posibilidad de que el uso de las tecnolog?as reproductivas se reserve a las parejas casadas.
c) Que la ley no permita crear ni?os legalmente hu?rfanos. "Exigir que los donantes de esperma (y/o las cl?nicas como agentes subrogados) sean responsables legal y econ?micamente de cualquier ni?o al que den origen y que no tenga padre legal".
"En definitiva, concluyen, las familias, las comunidades religiosas, las organizaciones comunitarias y los pol?ticos deber?an trabajar juntos para conseguir reforzar el matrimonio de modo que m?s ni?os sean criados por su madre y su padre en uniones duraderas y llenas de amor". ____________________
(1) El documento, titulado "Marriage and the Public Good: Ten Principles", es el resultado de debates acad?micos patrocinados por el Witherspoon Institute (Princeton, New Jersey). Hasta julio de 2006 hab?a sido firmado por 71 profesores. Puede encontrarse en: http://winst.org/