La muerte del niño avilesino en diciembre enero de 2005 con aprobación judicial cuyo único delito fue ser hijo de una deficiente, nos pone en marcha para que no haya más asesinatos.
Defendemos también una mayor formación
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Los cristianos, el pueblo de Dios hace tiempo que tienen ojos y no ven, oidos y no oyen; y les cuesta mucho, much?simo pedir perd?n y reparar. Jes?s sab?a de que barro estamos hechos cuando suplic?: ? Padre perd?nalos porque no saben lo que hacen?
Conoc? a un personaje con un cargo importante. Un poco cegato de ojos y de mente. Se levantaba por las ma?anas, entraba en la empresa y empezaba a dar cornadas -disposiciones y ordenes- a diestro y siniestro. De pronto ve?a a uno con las tripas fuera: ?Juan, que te pasa?. ?Que qu? me pasa? Responde Juan, que me acabas de dar una "corn?"
?Qu?ee, c?mooo, yooo? El tal personaje no sab?a lo que hac?a, pero ten?a una rara virtud: Ante Dios y ante los hombres sab?a pedir perd?n y reparar los desperfectos. Igualmente, los cristianos, el pueblo de Dios hace tiempo que tienen ojos y no ven, o?dos y no oyen; y les cuesta mucho, much?simo pedir perd?n y reparar. Jes?s sab?a de que barro estamos hechos cuando suplic?: ?Padre perd?nalos porque no saben lo que hacen? Confesionario en una iglesia rural Confesionario en una iglesia rural
Una de las funciones esenciales del sacerdote es perdonar ?siempre! los pecados, y perdonarlos a trav?s de la confesi?n. En el Catecismo de la Iglesia Cat?lica se sigue recomendando vivamente el sacramento de la penitencia. Un verdadero milagro de amor. ?Por qu? nos confesamos tan poco hoy? Sin embargo, no o?mos a ning?n sacerdote advertir a las muchedumbres que se acercan a comulgar sobre el grave pecado de hacerlo en pecado mortal. Unos por otros y la casa sin barrer. ?Hasta cu?ndo?
Hace poco, tras una reuni?n de ni?os con el Papa una ni?a le pregunta ? Por qu? hay que confesar frecuentemente? El Papa respondi?: ?Y por qu? barre y limpia la casa tu mam? todos los d?as? Aunque tenga poco polvo y suciedad la limpia sin esperar a que la casa huela mal y se convierta en una pocilga. Como el polvo, las peque?as ofensas ensucian el alma y las amistades, y poco a poco esta suciedad, si no la eliminamos, nos acarrear? serios disgustos.
Muchos religiosos y laicos tienen la norma de confesarse todas las semanas, pero ?de que pecados? De los que nunca nos confesamos, del primero y principal de todos los mandamientos: De amar a Dios sobre todas las cosas y al pr?jimo como a ti mismo. As?:
El buen hijo nunca miente, roba, maltrata u ofende de cualquier otra forma a su Padre, pero el Padre no se conforma con eso, quiere ser amado, que se le trate con cari?o, que le obedezcamos, que nos acordemos de su cumplea?os, le quitemos trabajo, le hagamos un regalito de vez en cuando, mantengamos conversaciones con ?l? Adem?s, Cristo dijo: ?El que me ama es el que cumple mis mandamientos?
Hay otras muchas cosas de las que tampoco se nos ocurre confesarnos ni pedir perd?n: a) De no hacer nuestros trabajos con la mayor perfecci?n posible, de las chapuzas. b) De conducir peligrosamente o con dos copas de m?s c) De perder nuestro tiempo y hac?rselo perder a los dem?s, una forma de robo como otra cualquiera. d) De no hacer la vida amable a los que nos rodean gru?endo, criticando, murmurando siempre, sin decir una palabra de est?mulo o amable a nadie; cosas que no matan pero hacen la vida triste. e) De no agradecer nunca la comida con una palabra cari?osa a nuestra madre o esposa f) De no ayudar en las tareas de la casa , de maltratar a los inferiores, de no apagar la televisi?n ante un programa peligroso, de no ayudar a los inmigrantes ni dar un euro para los afectados por terremotos, incendios, inundaciones,? Adem?s, pedir perd?n en cuanto ?metemos la patita? es una forma inteligente de terminar r?pidamente con discusiones y malentendidos.
Muy duro es pedir perd?n a los hombres y muy grave para los cristianos no hacerlo ante Dios. Y sin pedir perd?n y perdonar, no hay ni habr? nunca paz. Especialmente, hemos olvidado los pecados de omisi?n: ?Todo lo bueno que pudimos hacer y no hicimos?. Los gobernantes, no solo los pol?ticos, nos dicen siempre lo que han hecho bien, los gobernados o la oposici?n lo que hicieron mal; pero ninguno nos dicen nunca lo que ten?an que haber hecho y no hicieron. A menudo lo m?s importante.
Por otra parte, en estos d?as en que tantas personas andan agobiada por depresiones, y ansiosas de paz y equilibrio espiritual, pocas terapias encontrar?n tan gratificantes como una confesi?n bien hecha. Solo tiene un defecto: ?ES GRATIS!
Autor: Alejo Fern?ndez P?rez Fuente: Revista Arbil, n? 98, noviembre de 2005