Viernes, 18 de abril de 2008

 

 En China e India viven 2.500 millones de personas, esto es, ocho veces la población de Estados Unidos y más de un tercio de la población mundial. Pero es menos de lo que podría haber sido si no fuera por dos prácticas brutales: el límite de un hijo por familia impuesto por el Gobierno chino, y los abortos generalizados de niñas indias. Tales prácticas están ahora revisándose.

La India ha anunciado que pagará a las familias que tengan hijas, y que dará ayudas por su vacunación, escolarización y alimentación. "Iremos pagando gradualmente y supervisaremos cómo son criadas las niñas", ha dicho Renuka Chowdhury, ministro para mujeres y niños. El primer objetivo del programa, cuya cifra de ayuda asciende a 5.000 dólares por hija, es acabar con los abortos selectivos.

Mientras tanto. China se replantea la política de un solo hijo por familia. El año pasado, las disensiones en el Partido Comunista impulsaron a abandonar esta política. Zhao Baige, viceministro de la Comisión de Planificación Familiar, considera que esta política "se ha convertido en un gran debate entre los líderes del país" y que el Gobierno está estudiando su eliminación gradual. Por otra parte, la Comisión niega oficialmente que se vaya a producir un cambio en esta política. La controversia parece servida.

¿Qué está ocurriendo? El poder coercitivo del Estado, incluso bajo el comunismo, está debilitándose. En procreación, los gobiernos se están decantando hacia las elecciones individuales en lugar de contra ellas. Están aprendiendo a respetar el valor de la mujer y la ecología de la familia. Y no se trata propiamente de un cambio ideológico. Es puro pragmatismo.

 Hace 20 años China reforzó la política de un único hijo por familia, a través de las esterilizaciones y abortos forzados. Esto provocó indignación nacional e internacional. Cuando el Gobierno suavizó sus métodos de aplicación de las sanciones, empezaron las evasiones: los ricos ya podían pagar por los niños extra.

El objetivo de esta política era frenar el crecimiento de la población en consonancia con los recursos del país. Pero algunos críticos aducen que la estrategia ha fracasado. No hay suficientes trabajadores para soportar a las generaciones envejecidas. Y el crecimiento económico se está frenando.

Antes, los niños se ocupaban de sus padres; ahora un hijo solo no puede mantener ni ocuparse de sus dos padres. Los críticos también arguyen que una generación de niños que creció sin hermanos se ha torcido psicológica y socialmente.

La suavización de esta política fue una concesión a esta ecología familiar y a la elección personal, y también al capitalismo. Si realmente quieres algo, incluyendo un segundo hijo, puedes pagar por ello siempre que tengas dinero. Y si tú o tu esposa no tenéis hermanos, la política permite ahora un segundo hijo "totalmente gratis". Así podrán cuidaros.

Los defensores del control han temido siempre la explosión demográfica.

Lo que está impulsando la reforma es el convencimiento creciente de que tal amenaza es errónea. Zhao dice que los análisis muestran que los jóvenes chinos de hoy no quieren familias grandes. El 6o por ciento no desea más de dos hijos. En los últimos 30 años el número de hijos que cada familia tenía en condiciones de libertad ha caído de 5,8 a 1,8, cifra por debajo del índice de reemplazo.

La política del hijo único ha dinamitado igualmente la proporción hombres-mujeres. Si vives en una sociedad tradicional, probablemente querrás un varón. La proporción natural niños-niñas es 105-100. En China es de 118-100. Dejando al margen la barbaridad de abortar a las niñas por ser niñas, un índice de 118-100 deja a 18 chicos sin una chica. Incluso los comunistas reconocen que esto es un desastre social. Para paliarlo Zhao di- ce que el Gobierno está intentando persuadir a la población de que las niñas son valiosas. Y está subsidiando algunas áreas rurales que han mirado siempre a los niños como inversión y a las niñas como una desventaja.

La India se mueve en la misma dirección. Al igual que China, tiene un problema de selección de sexo. Un reciente estudio calculó que en las dos últimas décadas han sido abortadas diez millones de niñas indias. En el conjunto del país, el número de niñas nacidas por cada mil niños es de 933.

Buena parte de las razones son económicas: los niños son también vistos como inversiones, mientras que las niñas requieren dotes.

 En ambos países las políticas centrales han fallado. La prohibición reciente del aborto selectivo es difícil de aplicar en la práctica. Chowdhury está intentando una vía diferente. En lugar de decir a los padres lo que hacer, está ofreciendo incentivos: el mejor modo de que los padres aprecien el valor de una hija es hacerlo concreto e inmediato; los subsidios persuadi- rán a los padres a mirar a las niñas como una inversión en lugar de una car- ga. ¿Funcionarán estas medidas? No lo sé, pero sin duda serán mejores que las prohibiciones actuales

(William Saletan. DM, 24-III-2008).

Provida Press

 


Publicado por Galsuinda @ 10:05  | defendiendo la vida
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