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El lunes 26 de enero, fecha en la que comenzaban las deliberaciones del Tribunal Supremo acerca de la objeción de conciencia y los contenidos de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, Iñaki Gabilondo se despachaba en su informativo equiparando a los objetores con los proetarras, acusando a ambos movimientos de contumacia, frente a las posturas opuestas, que califica como racionales.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la primera acepción de contumaz es:
1. adj. Rebelde, porfiado y tenaz en mantener un error.
Por supuesto, no falta la consabida burla hacia la Iglesia Católica que, equiparada al movimiento objetor, representa la contumacia frente a la racionalidad.
El insigne comunicador pone de manifiesto así, una vez más, su objetividad, ecuanimidad y tolerancia. Véanlo ustedes mismos:
Transcripción del vídeo:
“Toda la actualidad nacional está en los tribunales, donde la racionalidad y la contumacia se han ido a dirimir varios enfrentamientos. El primero, el de educación para la ciudadanía. La racionalidad cree que en la escuela se debe explicar la realidad de la sociedad plural y los derechos que asisten a sus habitantes. La contumacia defiende que no con la misma firmeza que antes empleó para exigir que en la escuela se enseñaran los principios de la doctrina cristiana. Es decir, que en la escuela no se expliquen las leyes que no les gustan, aunque hayan sido aprobadas en el Parlamento, pero que sí se expliquen la trasusbtanciación, la resurrección de la carne o la vida eterna. Los tribunales deliberan.
Segundo asunto. En Euskadi, por enésima vez, la contumacia busca la forma de presentarse a unas elecciones sin condenar el empleo de la violencia en la defensa de sus ideas. La racionalidad lo ha intentado todo, ha argumentado por activa y por pasiva a lo largo de los años, infructuosamente. La contumacia se niega a condenar el tiro en la nuca y se reclama, además, abanderada de la democracia. Como siempre, habrá batalla hasta el último minuto
Adopción Espiritual
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